El baño seco es un sistema que no utiliza agua (ahorro de aproximadamente 13 litros de agua por cada vez que tiramos de la cisterna), no contamina el medio ambiente, no propicia la aparición de insectos, (moscas, mosquitos...), ni de malos olores, su costo es muy bajo (comparado con el saneamiento convencional), se adapta prácticamente a cualquier hogar (puede ser tan modesto o tan lujoso como se desee), pero siempre es un baño limpio y seguro.
Además es un sistema circular o cíclico, pues el resultado del compostaje de la materia orgánica nos proporcionan un abono muy bueno para abonar árboles de nuestro jardín o huerto.
Muchas personas utilizan el baño seco, en particular, personas que fabrican su propio compost en sus huertas o jardines, que están sensibilizadas con el problema del saneamiento convencional y que ven las ventajas del reciclaje y de las simplificación de sus necesidades.
Sin embargo, muchas otras personas no se preocupan de lo que ocurre después de “tirar de la cadena”, y la idea de compostar sus propios desechos orgánicos les supone algo incómodo y asqueroso.
Cuando se plantea el concepto de baño seco, mucha gente lo asocia con una letrina cutre y mal oliente, llena de moscas y de papeles usados; nada más lejos de lo que puede llegar a ser un baño seco bien construido, bien mantenido y bien usado. También es cierto que no lo crees hasta que no la utilizas por primera vez.